jueves, 8 de mayo de 2008

Un maramomozzy…triste

Nunca caviló tener el corazón entre sus manos

Percibirlo latir

Verlo

Sin poder regresarlo a situar

Tratar una y otra vez

Quizás ahora es profundo

Realmente insondable desplome

Asirse a las costas

Desplomarse

Profundo

Aferrarse a las lunas

En el justo momento de pedir ayuda…

Desplomarse

Tratar una y otra vez

Desplomarse

Tierra

Roca

Arena

Madera

Desplomarse

Profundo

Sombras

Profundo

Nada

Ufff casi se le olvida

Raza de dos corazones

Emprender el ascenso

Aferrar la cadena de lagrimas maramomozzicas

Vertidas y perfectamente ensambladas, firmes fuertes

Hacia la superficie con una sonrisa

Ventajas de tener dos corazones

1 comentario:

Federico dijo...

Una noche, supongamos, una noche solitaria me encuentro en un paraje inóspito pero cercano a una gran ciudad con una gran cantidad de maramozzys, popozzyanos espíritus enredados, unso con otros... aglutinados, como en un evento... asi, bullicio, en el medio él, Borges. El gran escritor argentino visitava semejante mundo, por primera vez. No solo por curiosidad sino también para presentar su primera e inédita película después de su muerte. La premisa era verla de a uno, asi iban pasando mientras los demás esperaban en perfecto orden. Así salían atónitos, desconsolados, algunos hasta llorando. Mientras tanto Borges me contó algunos chismes muy chistosos, luego le agarré el brazo a la altura del codo, o un poco más arriba, saqué la lengua como corresponde y mmmm...mmmm... maramomozzy mozzy mozzy...